No olvidar, ahora que el sátrapa japonés pide "clemencia", sin tener un ápice de arrepentimiento por sus crímenes de lesa-humanidad a muchos peruanos, y por sus cuantiosos latrocinios al estado peruano, renunciando vía fax, fugando del país con las maletas llenas de oro de nuestras arcas y por supuesto con los "vladivideos que lo comprometían...
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